Focal zones

Para nuestros propósitos, consideraremos al cuadro en sí como una imagen plana, generalmente rectangular, en donde sobre una base, habitualmente de lienzo o madera, aparecen pinceladas de color. En este sentido, no hay, por ejemplo, diferencia alguna entre un cuadro abstracto y uno figurativo, o entre un cuadro barroco y uno hiperrealista. Debemos entender que, al considerar el cuadro solo como conjunto de manchas de color, optamos por una visión plana del cuadro. Esto es importante, porque nuestra tendencia natural es interpretar los cuadros, sobre todo los figurativos, como representaciones de la realidad tridimensional, con lo que fácilmente nos dejamos llevar por la perspectiva o ilusión de profundidad que parece apreciarse en la escena. Sin embargo, aquí consideraremos únicamente el espacio (plano o prácticamente plano) de la superficie de la pintura. No nos interesarán cualidades que pueden resultar muy importantes en el análisis de muchos cuadros desde el punto de vista del diseño, como puedan ser la armonía o el equilibrio de color. En cambio, nos interesarán las zonas focales, esto es, las zonas del cuadro que más captan la atención del espectador. Más concretamente, como veremos, nos centraremos en las siluetas de estas áreas. En el reconocimiento y aislamiento de estas formas, como el perfil del hombre de la Figura 4, pueden intervenir elementos como nuestro conocimiento previo, la perspectiva, la luz, el contraste de color, etc. Pero una vez detectadas estas zonas focales, todos esos elementos dejarán de interesarnos.