La herencia.
Al morir Eulises dejó a sus tres hijos una herencia de 17 camellos, especificando que habían de repartirla de la siguiente manera: a Juanito le corresponde la mitad de los camellos, a Ramón la tercera parte, y a Pedro la novena parte. Jaime, un paisa al ver a éstos hermanos desesperados por no saber cómo repartir los camellos, les prestó su camello para que arreglaran la repartición de la herencia y a los diez minutos se fue sentado en la joroba de su camello.