Geometria Sagrada

Geometria Sagrada

Las Siete Formas Principales Se conocen siete formas principales: los cinco Sólidos Platónicos: el cubo, el icosaedro, el tetraedro, el octaedro y dodecaedro; el círculo y la espiral; y a partir de éstos se crean conocidos ejemplares de la geometría sagrada como son el Merkaba y la Flor de la Vida. Los cinco Sólidos Platónicos son figuras totalmente armónicas, es decir, tienen todos los lados simétricos, todos los ángulos iguales y lo más importante, los cinco caben dentro de la Matriz Universal, es decir, dentro de la Esfera. * El tetraedro: es un triángulo con base triangular y representa el espíritu del Fuego Sagrado, el primer elemento. Son 6 aristas, 4 caras triangulares y 4 vértices y es símbolo de la SABIDURÍA. * El cubo: compuesto de 12 aristas, 6 caras cuadradas y 8 vértices y representa el SECRETO DEL MUNDO NATURAL. Es el saber de la Tierra y simboliza la vivencia de lo que ha nacido de la naturaleza. * El octaedro: está formado por 12 aristas, 8 caras triangulares y 6 vértices, son como dos pirámides invertidas y están unidas por sus bases. Representa al Aire y se considera el signo de la PERFECCIÓN DE LA MATERIA POR EL ESPÍRITU. * El dodecaedro: son 30 aristas, 12 caras pentagonales, 20 vértices y constituye el quinto elemento, es decir, el Éter, el Prana (energía que nos regala el Universo) * El icosaedro: la componen 30 aristas, 20 caras triangules, 12 vértices y es la conciencia del Agua. Es el elemento masculino y representa a la semilla de la vida y la forma real del Universo. * El círculo: seguramente haya sido la primera figura dibujada por el hombre, por su simpleza y por su forma visible en el día a día (es la forma del sol, de la luna, de algunas flores o estructuras geológicas). Empleado como la figura que significa la Eternidad y la Unidad, ya que no tiene ni principio ni fin y siempre retorna al mismo punto. * La espiral: es la figura geométrica generada por el corazón en el momento en que este ama. Existen dos espirales: la Aurea y la Fibonacci. Una apunta hacia abajo, es la receptiva, la femenina y la que nos permite recibir información del cosmos; y la otra apunta hacia arriba, y se dice que es la proyectiva, la masculina y la que proyecta nuestra energía para abarcar toda la vida allí donde se encuentre.